– Ana Ortiz comenzó a aislarse producto de una profunda sordera que incluso complicó su trabajo. Gracias a un implante coclear, hoy puede volver a escuchar.
A sus 46 años, de un día para otro comenzó a tener dificultades para comunicarse y cumplir con su trabajo. Ana Ortiz ya padecía de una sordera severa en un oído, pero cuando también dejó de escuchar por el otro, reconociendo apenas el 30% de los sonidos con la ayuda de un audífono, su rutina diaria comenzó a cambiar.
“Era una limitante para trabajar, para compartir, ya que uno se empieza a aislar. Yo soy muy sociable, pero dejé un montón de actividades de lado porque quedaba ‘colgada’ en algunas conversaciones. Además, en el trabajo empecé a tener algunos problemas, porque estoy en la parte de finanzas y de repente yo escuchaba ‘paga’ y era ‘no paga’. Afortunadamente, ellos han sido bien comprensivos”, comenta Ana.
Producto de la inseguridad que le provocó su sordera, Ana dejó de salir sola y comenzó a pedir ayuda a su esposo o hijos para realizar gran parte de su rutina diaria, todo por miedo a no entender indicaciones o responder con incoherencias a una pregunta. Cuando consultó su caso con especialistas, éstos no le dieron muchas esperanzas para recuperar su audición. “Siempre me dijeron que no había mucho que pudiera hacer porque el oído derecho lo había perdido casi en la totalidad. Y aunque el audífono me podía ayudar, ni siquiera uno súper potente me iba a servir, entonces casi que empezara a aprender lenguaje de señas. Hasta que conocí al doctor Tomás Labatut, que lo adoro (risas) y él me dijo tenemos tres opciones: no hacer nada, un sistema con una especie de bluetooth, que en mi caso era complicado, y el implante coclear”, recuerda.
Implante coclear: indicado en pacientes con sordera profunda
El doctor Tomás Labatut, otorrinolaringólogo de Clínica Las Condes, cuenta que implante coclear es un dispositivo que permite a quienes padecen una sordera severa o profunda, y que no son capaces de escuchar adecuadamente con un audífono, mejorar significativamente su audición, llegando incluso a niveles muy cercanos a la normalidad. “Los implantes cocleares cuentan con un componente interno que se implanta bajo la piel, específicamente en la cóclea, para estimular el nervio auditivo, y otro externo que se utiliza de la misma forma que unos audífonos, ya que se puede sacar en cualquier momento.
El implante capta el sonido que viene de afuera y manda la señal al componente interno para que estimule el nervio de la audición. De esta manera la persona logra escuchar con niveles excelentes, en casos en los cuales los audífonos ya no se la pueden” explica el especialista. Este fue justamente el caso de Ana, ya que a pesar de ser una persona joven y activa laboralmente, estaba viendo cada vez más dificultades para comunicarse y realizar su trabajo, porque tenía un oído nulo y otro con 70% de pérdida. “Le propusimos poner un implante en el oído nulo y potenciar al máximo el audífono en el oído en el cual tenía restos auditivos”, añade el especialista.
“Hoy tengo fe de poder retomar mi vida”
Ana recibió una llamada para confirmar que podría someterse a una cirugía de implante coclear el día 12 de marzo, y aunque era lo que estaba esperando, no pudo evitar sentirse nerviosa. “No pensaba que iba a ser tan rápido, entonces igual me vino como toda esta parte de nervios, pero me decían que era todo natural. Hoy tengo fe y la ilusión de poder retomar mi vida normal, como era antes, porque es una limitante para todo”, comenta.
Uno de los aspectos que la hizo sentirse segura frente a la intervención, fue sentir el cariño tanto del doctor Labatut como de todo el grupo de especialistas con los que compartió durante el proceso. “El otro día le comentaba a una amiga que cuando escuchaba eso del equipo multidisciplinario en Clínica Las Condes, yo decía ‘¡Ay qué exagerados!’ (ríe) y hoy me doy cuenta de que efectivamente es así, porque estaba todo el grupo trabajando: la fonoaudióloga, la psicóloga, hasta la secretaria, ¡todos! Me sentí especial, porque de hecho todos se preocupaban de hablarme por el lado que escucho, entonces con esas cosas me sentí como bien acogida, porque en otros lados eres una más nomás”, comenta.
Transcurrido un mes desde la cirugía, Ana asistió a un control para realizar el “encendido” de este implante coclear, momento emocionante al que le sigue una etapa de acostumbramiento que puede durar entre tres y cinco meses. “Cada vez va a ir escuchando de manera más fina, más precisa, y se va a ir pareciendo más a lo que era su audición antigua. Eso pasa por un proceso de acostumbramiento y también por uno de calibración del implante”, explica el doctor Tomás Labatut, otorrinolaringólogo de Clínica Las Condes.